Análisis: Falta de pagos y de un marco jurídico frenan el comercio entre Colombia y Venezuela

Al fantasma de la expropiación y la desconfianza, se suma una economía que aún no despega, concluyen empresarios y gremios.

Si bien en siete semanas desde que se reabrió la frontera de Colombia con Venezuela, el comercio entre ambas naciones ya superó los US$3 millones y se han movilizado más de 2.000 toneladas de carga, todavía existe, del lado nacional, un temor y mucha cautela a la hora de aumentar las exportaciones al vecino país

Y aunque se espera que la venta de productos hacia el otro lado de la línea fronteriza siga con un crecimiento sostenido, según lo prevé el Gobierno, aún existe el miedo entre los comerciantes colombianos por el fantasma de las expropiaciones, la falta de un marco jurídico y regulatorio claro y el no pago de las facturas por parte de las autoridades venezolanas.

Incluso, en este último tema, según datos del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, el vecino país aún le adeuda a los empresarios nacionales más de US$300 millones en mercancías exportadas durante los periodos presidenciales de Hugo Chávez y Álvaro Uribe Vélez.

Es que, precisamente, este es el principal recelo por parte de los comerciantes nacionales, ya que aún no hay una garantía en firme de cómo los venezolanos cubrirán monetariamente la compra de mercancías que les llegan desde Colombia.

“Creemos que es un paso importante la apertura de la frontera para volver a estimular la balanza comercial entre los países, sin embargo, es necesario tener en cuenta varios aspectos, uno es sobre los mecanismos de pago, que generen confianza para la entrega, especialmente con los empresarios colombianos”, recalcó Jaime Alberto Cabal, presidente de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco).

El líder gremial agregó que además deben restablecerse nuevamente en Venezuela todos los mecanismos regulatorios de logística “relacionados con los requerimientos aduaneros y de exportaciones, porque serán fundamentales para que el país pueda expandir sus exportaciones por encima de los US$1.000 millones en el 2023”.

Llamado de atención

La advertencia del presidente de Fenalco es una respuesta a declaraciones del ministro de Comercio, Industria y Turismo, Germán Umaña, quien ha explicado que también existen unas deudas registradas en el Banco Central de Venezuela que rondan los US$150 millones.

El funcionario ha reiterado en varios escenarios en las últimas semanas que las autoridades de ambos países se encuentran trabajando en fórmulas para que se puedan anticipar los pagos de las mercancías.

“En materia aduanera, logística, de preparación y desarrollo de las exportaciones e importaciones, se superaron las expectativas que se estimaron y las cifras así lo señalan con los más de US$3 millones. Todo se ha ido normalizando al desarrollo del comercio formal y eso nos llena de satisfacción. Seguimos trabajando para consolidar de manera más formal el proceso de reapertura de esta frontera”, resaltó Umaña.

La desconfianza

No obstante estos anuncios del Gobierno nacional, los comerciantes colombianos insisten en la desconfianza por los potenciales impagos.

“Para hacer negocios es necesario generar confianza. Por ello, lo primero que debe recuperarse es la certidumbre del pago de las ventas que hagan los empresarios colombianos a Venezuela”, reiteró Javier Díaz, presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex).

El líder gremial de los exportadores recalcó que es importante recuperar y actualizar todo el marco legal para realizar negocios entre los dos países, en temas de transporte y comercio exterior. “De allí se desprenderá el éxito para que la frontera recupere el dinamismo de hace algunos años y se reduzca la informalidad que se está viendo en la zona”.

Díaz afirmó que si bien a la fecha todavía no existen cifras detalladas desde que se abrió nuevamente la frontera, subrayó que durante el último año se ha visto una reactivación del comercio con Venezuela, lo cual ha llevado a que las exportaciones no mineras a ese destino se hayan incrementado 108,4% a septiembre de 2022, con un valor cercano a los US$438 millones.

“De continuarse esa tendencia, creemos que las exportaciones a Venezuela podrían superar en 2023 los US$1.200 millones”, agregó el líder de Analdex.

Por su parte, el analista en comercio internacional, Joseph Dacarett, resaltó que aunque la frontera está abierta, la dinamización del comercio bilateral se tardará más de lo planeado por la desconfianza que aún existe, y mucho más del lado colombiano.

“Los exportadores nacionales no enviarán carga a Venezuela si no hay una garantía previa en materia de pago anticipado por las mercancías”, analizó.

Y reiteró que ya no existe la confianza de los comerciantes para enviar productos al vecino país ya que en el pasado “muchos se quebraron y los que todavía siguen, muy seguramente no estarán dispuestos a tomar el riesgo si no hay con antelación un respaldo monetario, jurídico y regulatorio, ya que Venezuela lo hizo una vez”.

Adhirió que con la reapertura de la frontera, además de convertirse Colombia en proveedor de Venezuela por la compleja situación económica allí, también significa que el 100% en el dinamismo comercial no esté tan a la vuelta de la esquina.

En estas siete semanas de reactivación comercial, los exportadores nacionales vienen advirtiendo que su celeridad dependerá en buena medida de las fórmulas que tracen los gobiernos de ambos países, más en un marco jurídico y regulatorio, que defina si los intercambios serán bajo las normas de la Comunidad Andina o a través de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi).

Al respecto, Díaz, de Analdex, viene señalando que con reglas de juego claras desde el principio en normas y documentación, se le pone freno al comercio informal que se presenta por las llamadas trochas, las cuales el presidente Gustavo Petro solicitó acabar.

“Así mismo, se necesita con prontitud un marco jurídico en transporte para que los camiones colombianos puedan ir hasta los supermercados y sitios de entrega, debido a que Venezuela carece de un sistema de distribución local eficaz”, dijo Díaz.

En el mismo sentido, el analista Dacarett precisó que no es viable que los camiones colombianos lleguen hasta la frontera y que allí se realice el transbordo de mercancías a los vehículos venezolanos, porque representa no solo una pérdida de tiempo, sino también de recursos económicos.

“Otro de los inconvenientes a nivel regulatorio que se están presentando tiene que ver con los registros sanitarios y fitosanitarios, ya que no están homologados entre el Invima y la autoridad respectiva en Venezuela”, agregó Dacarett.

Al respecto, el ministro Umaña indicó que ya se está trabajando en la profundización del Acuerdo de Alcance Parcial Nº. 28, que rige el comercio binacional desde que Venezuela salió de la Comunidad Andina (CAN).

Lo anterior significa que, derivado de la apertura de la frontera entre Colombia y Venezuela para el intercambio comercial, al vecino país se le abrirían las puertas para su regreso a este bloque comercial luego de 11 años de ausencia.

Cabe recordar que como Venezuela no hace parte de la CAN, el mecanismo de integración comercial que se tenía en el pasado ya no se encontrará vigente para las negociaciones actuales entre ambas naciones.

En todo caso, para María Luisa Chiape, presidenta de la Cámara Colombo Venezolana (CCV), la reapertura de la frontera permitirá la reconstrucción de la relación económica entre naciones.

“El empresariado tiene mucho optimismo sobre esta nueva perspectiva, ya que este escenario permitirá elevar sustancialmente el intercambio comercial, con significativos impactos positivos sobre la producción, el comercio y el empleo”, señaló.

Lupa a la expropiación

Además de la incertidumbre por parte de los comerciantes colombianos ante la poca claridad en el anticipo de los pagos desde Venezuela, y la falta de un marco jurídico claro con sus respectivos trámites aduaneros, está presente el fantasma de las expropiaciones.

Esta amarga experiencia fue vivida por empresas nacionales como Alpina, Avianca, Nutresa, Argos, Éxito y Colombina, a las que el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, nacionalizó derivado del conflicto político con su homólogo de Colombia, Álvaro Uribe Vélez.

“Hasta que no haya claridad, gracias a un marco jurídico que trace reglas de juego claras que espanten este fantasma, es muy complicado que grandes empresas colombianas nuevamente arriben al vecino país”, destacó Dacarett.

Uno de los casos más sonados fue el de Almacenes Éxito, al que el gobierno venezolano expropió argumentando que era una respuesta a supuestas reincidencias en prácticas especulativas.

Esta decisión llevó al cierre de los supermercados como sanción a un supuesto aumento de los precios de sus productos en el marco de la devaluación del bolívar. Desde ese momento todos los puntos pasaron a llamarse “Los mercados del pueblo”.

Según registros de la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria), las acciones de expropiación por el gobierno del vecino país entre 2002 y 2012 bajo el concepto de “procesos de nacionalización”, afectaron a 1.168 empresas, entre las que se encontraban varias colombianas.

Los sectores más vulnerados por esa política fueron la industria de la construcción, la producción agrícola y el procesamiento de alimentos, el comercial, y el petrolero.Balance reciente

Paradójicamente, en el 2008, el mismo año del cierre de la frontera, fue el más brillante para el comercio bilateral entre ambas naciones. Con dulces y hasta carros, Colombia exportó US$6.000 millones, e importó bienes y servicios por US$1.200 millones desde el vecino país.

Según registros del Ministerio de Comercio, los intercambios comerciales entre los dos países descendieron al punto más bajo en 2020, llegando a US$223 millones, mientras que para 2021 cerraron en US$394 millones, y en el presente año, al concluir el primer semestre, superaron los US$318 millones.

Así mismo, según la entidad, el punto máximo de intercambio comercial Colombia-Venezuela fue (como ya se mencionó) en el 2008, con un total de US$7.211 millones, eso es 32 veces más que el registrado en el 2020.

El ministro Umaña indicó que el intercambio con Venezuela antes de la apertura de la frontera se estimaba en cerca de US$500 millones para el cierre de 2022, pero ya con el camino libre por el proceso de reapertura la cifra estaría entre US$800 millones y US$ 1.000 millones.

“Nuestra proyección para el año entrante, por la recuperación económica del vecino país y de industrias como la petroquímica, la siderúrgica y el aluminio es llevar el comercio binacional entre US$1.800 millones o US$2.000 millones”, finalizó el ministro.

Tomado de: Vanguardia

Imagen de: Infobae