EL FUTURO ES AHORA

Directora Ejecutiva

AmCham Colombia

Construir sobre lo construido es una de esas frases recurrentes que podría usarse para poryectar el TLC entre Colombia y Estados Unidos, especialmente este año en el que celebramos el bicentenario de relaciones bilaterales y una década de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio, una herramienta para el desarrollo económico y la estabilidad de las empresas.

No es fácil explicar los beneficios y dificultades, las coyunturas históricas y la evolución de los TLC en una columna de opinión, pero no es blanco o negro. Los contradictores insisten en solo ver un lado de la ecuación, el de las cifras de exportación e importación, sin hacer el análisis y los sucesos que se han derivado desde entonces.

Hay que ser muy responsables y analizar en dónde estábamos hace 10 años: los empresarios colombianos dependían de preferencias temporales unilateralmente desde Estados Unidos para la exportación de un número limitado de productos. La incertidumbre impedía a los exportadores hacer proyecciones y dependían de la política antidrogas del Gobierno para su renovación.

Lo que se ha logrado en estos 10 años sin duda es digno de resaltar. Hoy contamos con una estabilidad para hacer negocios y una hoja de ruta clara que permitió pasar de tener libre acceso a 5.500 partidas a 11.497; son cerca de 3.000 empresas que exportan de forma permanente hacia ese mercado y las exportaciones no minero energéticas aumentaron 51% alcanzando ventas por USD $5.260 millones, según el Dane. 

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Las exportaciones no minero energéticas aumentaron un 51% alcanzando en 2021 ventas por USD $5.260 millones según el Dane

Hoy vendemos más que flores, café y petróleo, productos que siguen en el top de las exportaciones, pero también ofrecemos insumos de la industria aérea o espacial, autoparte, metales y sus manufacturas, o maquinaria eléctrica, hasta animales y productos derivados, pescados, azúcares y confites, alimentos procesados, bebidas y tabaco, plásticos y vegetales, entre otros.

El potencial siempre será limitado. Un estudio de AmCham Colombia sobre las oportunidades que ofrece el acuerdo para la próxima década señala un amplio camino por recorrer en la oferta de productos agrícolas y agroindustriales y también bienes intermedios que pueden ser parte de cadenas de valor, como plástico, caucho, maquinaria, farmacéuticas, autopartes y prendas.

Lograr una mayor participación en las ventas requiere de un diálogo a profundidad entre el sector privado y el Gobierno para agilizar la puesta en marcha de la Política del Desarrollo Productivo, que aumenta la competitividad empresarial para responder a los requerimientos del comprador y adaptarse con mayor rapidez a los nuevos requerimientos de los consumidores.

Esto sumado al beneficio de importar bienes con arancel cero que se incorporen a las cadenas locales de valor, para el consumo nacional o para volver al mercado exterior. Hoy el 70% de lo que importamos de Estados Unidos no se produce en Colombia. 

El momento está, las herramientas existen. De lo que se trata es de sacar mayor provecho y ser más ambiciosos. El contexto pone a Colombia en una posición privilegiada.