El coletazo de la guerra comercial entre Estados Unidos y China

Desde la posesión de Donald Trump el pasado 20 de enero de 2017 como presidente de los Estados Unidos, las relaciones económicas y políticas con otros países empezaron a marchar a otro ritmo. Una de sus promesas de campaña fue proteger la industria del país, y a su modo, para muchos heterodoxo, lo está cumpliendo.

El déficit comercial entre EE.UU. y China ha venido aumentando constantemente desde 1985. Ya en 2001 a partir de la incorporación de China a la Organización Mundial de Comercio- OMC el déficit comercial empezó a crecer sustancialmente, dadas las mejores relaciones de China con el resto del mundo, tanto que para el año 2017 este déficit se situó en USD$371.000 millones, tendencia que el presidente Trump quiere revertir con la imposición de aranceles a las importaciones y renegociación de tratados, iniciando con sus dos principales socios comerciales el NAFTA (Canadá y México) y China.

Comercio Exterior de EE.UU. 2017
En miles de millones USD

Fuente: Peterson Institute for International Economics, Analdex

Pero hay quienes dicen que en una guerra todos son perdedores, y así lo confirma la calificadora de riesgo crediticio Fitch, la cual afirmó que como consecuencia de esta guerra comercial el crecimiento mundial para el 2019 será menor de lo previsto “…la guerra comercial ahora es una realidad…”. En su informe de perspectivas 2019 ajustó sus previsiones y pronostica que la
economía China crecerá un 6,1% y la economía global un 3,1%.

Las listas de productos afectados por los aranceles impuestos por ambos países han sido actualizadas en varias ocasiones, China está enfocada en los productos agrícolas y partes mecánicas para el sector de la energía, mientras que EE.UU. apunta a un amplio número de productos industriales.

Número de partidas afectadas por aranceles
Fuente: Peterson Institute for International Economics, Analdex

A pesar de los aranceles en el mes de octubre se presentó un crecimiento del 13,2% interanual en las exportaciones chinas hacia Estados Unidos y una disminución del 1,8% de las importaciones
chinas de productos estadounidenses.

Uno de los sectores amenazados por la imposición de aranceles ha sido el metalúrgico, en especial del acero y aluminio. Para la industria nacional tiene una doble implicación, y es que la imposición de aranceles amenaza el acceso de los productos al mercado de EE.UU. y por otro lado se espera que los excedentes generados por la dificultad de acceso al mercado estadounidense se terminen colocando en mercados secundarios como el nuestro, afectando gravemente la industria, como este hay varios casos. Aunque el temor general es que los productos que no puedan acceder al mercado de EE.UU. terminen entrando en nuestros mercados a unos precios inferiores a los cuales hoy entran por efecto de una sobreoferta mientras el mercado se ajusta, lo que pone en riesgo el débil equilibrio y la sostenibilidad de la industria y economía local.

También se puede ver el vaso medio lleno y es que con un arancel entre el 5% y el 25% para
algunos productos chinos, podamos llegar a ser competitivos en el mercado de EE.UU. y ver esta
coyuntura como una oportunidad.

Finalmente, lo más reciente en la evolución de la guerra comercial con China es que el presidente Donald Trump prepara una tregua. Después de hablar telefónicamente con el presidente Chino Xi Jinping el pasado 1° de noviembre, ordenó preparar un borrador de acuerdo comercial con China, se sabe que ambas administraciones están trabajando en lograr los acuerdos requeridos.

Lo más prudente es prepararse para lo peor y esperar lo mejor.

Por: Juan David Castaño, Gerente regional Suroccidente Analdex