«Duque no debe cerrar la puerta a los nuevos TLC»: Analdex

El comercio exterior es fundamental para cualquier país, y más ahora cuando Colombia está reactivando su economía tras el desplome de los precios del petróleo.

De allí, que el empresariado insista en que se deben firmar nuevos Tratados de Libre Comercio, TLC, sobre todo bajo la sombrilla de la Alianza del Pacífico.

En ese sentido, Javier Díaz Molina, presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior, Analdex, considera que cerrar la puerta a otros tratados —como plantea el presidente electo, Iván Duque— no es conveniente, pues el país se atrasaría frente a otros en el contexto internacional.

El dirigente gremial es partidario de diversificar la actual oferta exportadora y de profundizar la productividad, precisamente para aprovechar los 14 acuerdos firmados que tiene Colombia.

¿Qué esperan las empresas exportadoras e importadoras, agremiadas en Analdex, del próximo gobierno en materia comercial?

Creo que las expectativas son positivas y es lo que quiere el país para aumentar su productividad y ser más competitivo internacionalmente.

Es una definición que específicamente ha planteado el presidente Iván Duque. Y en eso estamos identificados porque vemos que Colombia requiere de una mayor competitividad para llegar a los mercados del mundo.

El Presidente (e) ha señalado que su aspiración es que se trabaje en un mejor aprovechamiento de los 14 acuerdos y Tratados de Libre Comercio, TLC, que tiene Colombia. Incluso ha dicho que no va a firmar nuevos TLC, pero no compartimos totalmente esa apreciación.

¿Cuáles son esas razones para no compartir esa idea del presidente Duque de no más TLC?

Estamos de acuerdo en que la prioridad debe ser el aprovechamiento de los acuerdos suscritos, pero en política comercial es peligroso cerrar la puerta y botar la llave.

Siempre hay que dejar abierta la posibilidad de suscribir algún acuerdo hacia el futuro. Particularmente, Colombia debe tener un mayor acercamiento con Asia-Pacífico. Entonces, qué va pasar con los tratados que se están negociando con los países que quieren ingresar como asociados a la Alianza del Pacífico, tales como Singapur, Nueva Zelanda y Australia, entre otros.

Y también qué ocurrirá con el Acuerdo Transpacífico, TPP, y si de pronto aparece la conveniencia de entrar al mismo o no, dada la moratoria en el Foro de Cooperación Económica de Asia Pacífico, Apec, bloque al que vaciló Colombia para ingresar y luego no pudo hacerlo.

Por eso, la decisión del presidente Duque de cerrar la puerta a nuevos TLC no es conveniente. Lo más preocupante es que podemos quedar en desventaja frente a nuestros competidores.

¿Recomienda usted que se revise esa idea?

No se puede ir al extremo al decirse que en los próximos cuatro años no se va a firmar ningún acuerdo comercial, ya que de pronto hay que hacerlo. Sin embargo, se debe arrancar con la política del aprovechamiento y luego estudiar si es factible suscribir otros tratados.

¿Eso no da una mala señal a la Alianza del Pacífico, bloque que nos ha dado buenos resultados junto a México, Perú y Chile?

Esa precisamente es nuestra preocupación, ya que varios países quieren entrar a ese bloque, y parte de nuestra estrategia ha sido fortalecer la Alianza del Pacífico.

Sería un error quedarnos quietos y que las demás naciones avancen, mientras Colombia no lo hace.

Una de las criticas al presidente Santos es que Colombia no aprovechó las ventajas de esos 14 TLC y por eso las exportaciones no repuntaron lo deseado…

No se le puede echar la culpa a los tratados. Los acuerdos son herramientas e instrumentos comerciales de especial importancia.

Recordemos que cuando buena parte de estos TLC entraron en vigencia tuvimos un ‘boom’ de precios en el sector minero-energético. Eso llevó a que Colombia sufriera la enfermedad holandesa (más apoyo al petróleo que al agro y la industria) lo que produjo una revaluación de nuestra moneda, que afectó todos los sectores, menos al de hidrocarburos.

Difícilmente uno puede pretender que aumenten las exportaciones cuando la rentabilidad no está allí, sino en sectores no transables internacionalmente. Entre ellos figuran el financiero, el de vivienda, de comunicaciones y el sector de servicios, que jalonaron la economía.

La racionalidad nos lleva a que esa no sea la conducta de los empresarios y que por eso no aprovechamos los tratados comerciales.

El desplome petrolero nos dejó una amarga lección, pero aún así seguimos dependiendo del mismo. ¿No cree que debemos pensar en nuevos productos, ojalá con valor agregado, para exportar?

Después de la caída de los precios del petróleo y los productos minero-energéticos en el 2014, lo que viene ahora es cómo vamos a aprovechar esa nueva tasa de cambio y la nueva dinámica de los mercados internacionales para crecer y diversificar nuestras exportaciones. Y allí debemos ser más competitivos.

No buscamos que se deje de vender petróleo o carbón, pues hay que hacerlo, aunque no sea algo exclusivo. Aquí la palabra clave es la diversificación tanto de productos como de mercados.

¿Qué tan negativo ha sido depender de EE..UU. nuestro principal socio comercial?

Lo que uno ve es que estamos muy concentrados en el mercado de los Estados Unidos lo cual no resulta conveniente.

Hay que fortalecer el comercio con Europa, que afortunadamente ha tenido un proceso de diversificación. Debemos tener una mayor presencia y desarrollar una oferta exportable de cara al Asia, e incluso una política comercial dirigida al África.

Cabe recordar, que Brasil está aprovechando el mercado africano, aunque algunas empresas nuestras de confitería lo están haciendo de manera individual, e incluso han instalado plantas allá. Y de nuevo surge la pregunta sobre sí debemos tener un acuerdo comercial con algún país africano. Yo digo que sí.

¿Cree que pese a la idea de no más acuerdos, Colombia debería explorar un TLC con China?

Con China ha habido muchos temores, porque recordemos que no es una economía de mercado, ya que tiene una serie de subsidios (a muchos sectores) que llevan a manejar unos precios que no son de mercado. Por eso la gente le da temor de un acuerdo que no sea en igualdad de condiciones.

¿Le sigue asustando el proteccionismo de Trump?

A Colombia eso lo puede afectar, ya que a un país pequeño le resulta conveniente que el comercio mundial y la economía tengan un crecimiento dinámico. Eso llevará a nuestros países a movernos en dirección contraria para compensar los problemas por la ‘guerra’ comercial de Donald Trump.

Sin embargo, podemos aprovechar los espacios que dejará China en ese mercado por cuenta de los aranceles que le aplicó. Veo oportunidades en el sector de confecciones, ya que algunos empresarios nuestros han tenido llamadas de compradores estadounidenses. Hay que aprovechar que tenemos cero por ciento de aranceles para el acceso al mercado de los Estados Unidos. Tampoco existe el riesgo de renegociar, al menos por ahora el TLC con ese país.

Con base en las perspectivas y el nuevo Gobierno, ¿a qué cifra exportadora le apuesta este año?

La tarea es recuperar la cifra récord que tuvimos en 2012, de algo más de US$60.000 millones. Creo que esa debe ser la apuesta en los próximos dos años, pues estamos ahora sobre los US$40.00 millones. Ojalá podamos superar los US$70.000 millones, y si hacemos la tarea en materia de productividad y de costos, eso será posible.

Hay que empezar a trabajar unos nuevos canales como los del comercio electrónico que es clave para las pequeñas y medianas empresas.

“La diversificación exportadora podría darse a partir del sector agroindustrial. En banano, flores, café y frutas siguen existiendo posibilidades. Uno esperaría que los precios mejoren. También hay oportunidades en pesca, confitería, galletería y en la industria liviana”.

El dólar adecuado

¿Cree que la actual tasa de cambio es la ideal para los exportadores?

Uno no puede pretender exportar con base en la tasa de cambio.
Se necesita una tasa de equilibrio y adecuada para que no haya una revaluación que fastidie a las empresas. Pero creo que la competitivi- dad la deben dar otros factores. Todo el tema de productividad en las empresas es clave, en el entendido de que el comercio de hoy es de doble vía. Necesitamos importar muchas materias primas y bienes intermedios para producir artículos de exportación. Y allí hay que darle más facilidades a las empresas.

Fuente: El País